2. Contexto histórico

Marrakech


 

La ciudad de Marrakech fue fundada en 1070 por una confederación de tribus nómadas bereberes que vivían en los territorios comprendidos entre el Alto Atlas y el río Senegal, dando origen a la dinastía almorávide. Por ahora, los historiadores creen que fue en 1040, en el oasis de Azougui, en la región mauritana de Adrar, que las tribus bereberes Lamtuna, Gazula y Sanhaya se reunieron para dar lugar al movimiento almorávide, aunque existen indicios de que podrían situar este encuentro más bien a orillas del río Senegal.

Antes de la creación de Marrakech, la capital de la región, situada al pie de las montañas y que se extiende sobre la llanura del Haouz, era Aghmat (hoy a 30 km au al sur de Marrakech). Dado que las limitaciones geográficas no permitían la extensión de la ciudad y que en todo caso las ambiciones de una dinastía pasaba por fundar su propia capital, decidieron crear la ciudad de Marrakech, pero necesitaban un terreno favorable; Te hemos elegido un lugar desierto, en el que no había más seres vivos que gacelas y avestruces, y en que no crecían más que lotos y coloquintos (al-bayān al-mughrib , Ibn Idhari, 1312, traducción de Ambrosio Huici Miranda 1963). Dicho lugar estaba limitado por el río Tensift y sus afluentes, Ourika y Nfiss (con otro afluente en su interior, Issil).

 

Ahora bien, Marrakech no puede reducirse a un espacio urbano, el de la medina al interior de las murallas, sino a un vasto y complejo espacio agrícola que contendría, entre otros elementos, una ciudad. Desde este punto de vista, Marrakech era un oasis. Sin embargo, ¿qué es un oasis? Tendemos a asociar la ciudad de Marrakech con imágenes del desierto; oasis, palmeras, alcazabas, nómadas... pero estas imágenes han sido completamente banalizadas para vender un producto turístico, una deriva que está convirtiendo a la ciudad en una caricatura de sí misma.

Esta es una breve explicación de lo que es un oasis que hice durante el taller, OASE KASSEL, que organicé con mis amigos de LE 18 Marrakech en el marco de su participación en documenta fifteen en agosto de 2022.

 

Podríamos resumir que un oasis es un espacio agrícola organizado según los recursos hídricos (y su distribución), la naturaleza del terreno, su extensión y su topografía. Las tierras pueden tener múltiples características pero lo más habitual es encontrar parcelas pequeñas y medianas destinadas al cultivo de cereales, rodeadas de árboles frutales y de árboles de gran porte (generalmente palmeras pero también acacias, chopos, olivos, etc.). Estos tres elementos forman un todo, teniendo cada uno una funcionalidad específica pero con la misma finalidad, la protección contra el sol (calor) y el viento (arena) para asegurar el alimento de los habitantes (y el de su ganado), los materiales de construcción (pilares, vigas, viguetas, techos, etc.) con los que construir las viviendas (y la ciudad), menaje del hogar, etc.

Dependiendo de la orografía, los alcázares y las alcazabas podían estar ubicados dentro o en el borde de este denso espacio agrícola. Fuera del oasis, a veces hay grandes extensiones de tierra que se cultivan solo en caso de inundaciones (lo que puede ocurrir una vez cada 5 años), el trigo cultivado se almacena y puede asegurar la producción de pan para una familia entera durante 5 años. Aún hoy estas tierras se utilizan de la misma manera en algunos lugares del sur.

Extensión dedicada al cultivo intensivo del trigo a lo largo del valle del río Noun entre los oasis de Fask y Tighmert (Guelmim, Marruecos).

 

Además, si el oasis es un lugar de paso de caravanas, debería tener un espacio dedicado a la logística del comercio transahariano, normalmente ubicado completamente fuera de cualquier parcela agrícola.

Según el plano del capitán N. Larras de 1899 (con las salvedades que puede suscitar un mapa de esta época tras 8 siglos de cambios y evoluciones), podemos observar la zonificación del oasis, con la ciudad construida dentro de las murallas, las zonas agrícolas circundantes (con cultivos intensivos y extensivos que aún persisten, como los jardines de la Menara y el Agdal), la situación de las infraestructuras hídricas, tanto las visibles (albercas) como las subterráneas (jattaras).

Plano de Marrakech levantado en 1899 por el Capitán N. Larras (fuente, Biblioteca Nacional de España)

 

Fotografías históricas de Guéliz, de principios del Protectorado, muestran zonas agrícolas con masas de árboles en los alrededores de la medina.

Editor: Tchakerian 1917 (fuente MANGIN@MARRAKECH)

Editor: Tchakerian 1922 (fuente MANGIN@MARRAKECH)

Fotógrafo E. Michel 1912 (fuente MANGIN@MARRAKECH)

 

La prueba de la existencia de numeorsas parcelas agrícolas alrededor de la medina se encuentra en los planos de las jattaras, un sistema de canales subterráneos para llevar agua desde las montañas a las parcelas.

Teheran, Marrakesch und Madrid. Ihre Wasserversorgung mit Hilfe von Qanaten; Eine stadtgeographische Konvergenz auf kulturhistorischer Grundlage (Fuente: Universitât Bonn)

 

No hay indicios sobre el mercado de caravanas pero es evidente que debió haber al menos uno, bien en el camino que lleva a Ait Taourit bien hasta Taroudant, las dos rutas que conectaban la ciudad con el Sáhara atravesando las montañas del Alto Atlas. Para mí es inverosímil que el mercado de caravanas (otra cosa serían los mercados locales) pudiera estar situado en la plaza Jemaa el-Fna como proponen algunos historiadores. En Sijilmasa, el mercado del centro de la ciudad era local, el de las caravanas, el Souk Ben Akla, estaba a 5 km de la ciudad en el exterior del oasis. Además, es imposible hacer llegar a la plaza miles de camellos completamente cargados, atravesando parcelas agrícolas que dejan caminos muy estrechos delimitados por muros de tapial (para impedir que el ganado entre en las parcelas, tal y como hacen aún hoy en día en los oasis). Durante Qafila Thalitha pude comprobar la dificultad que suponía atravesar un oasis, y eso que sólo íbamos con dos camellos. En Marrakech, quizás el mercado de caravanas se encontrara al pie del monte Guéliz, donde la roca afloraba e impedía plantar y cultivar el terreno. En dicho lugar estaba el almacén de forraje en época colonial, así que no sería muy descabellado que el mercado que procuraba la logística de las caravanas estuviera allí, pero es una simple suposición.

Llegada al oasis de Tighmert durante Qafila Thalitha

Fotógrafo: Félix 1917 (fuente MANGIN@MARRAKECH)

Fotógrafo: Fahl 1918 (fuente MANGIN@MARRAKECH)

Tras el Tratado de Fez de 30 de marzo de 1912, Francia instauró el protectorado y un año después, los servicios municipales presentaron un plano de subdivisión del primer barrio (Guéliz) de lo que sería la nueva ciudad, elaborado por el capitán Albert Landais. Las obras de urbanización comenzaron ese mismo año y para adquirir y edificar en los solares estaba prohibido arrancar los árboles a menos que se plantaran tres ejemplares por cada árbol destruido. Este plano se incluirá en el plan urbanístico sobre el que empezó a trabajar Henri Prost en 1920. En los sucesivos planos vemos cómo la manzana urbana donde se ubica el edificio Malhoun no ha cambiado dentro de sus límites desde 1913, incluso la fragmentación de las parcelas es muy similar a la que existe hoy en día. En un plano de 1935 ya se aprecia la existencia de nuestro edificio (aunque no lo podamos asegurar al no encontrar el proyecto original en la Agencia Urbanística). En los últimos años, la mayoría de los edificios han sido reemplazados por edificios de apartamentos y hoteles de 6 plantas cuando originalmente sólo eran de tres.

 

Los conocimientos adquiridos y las experiencias realizadas en los oasis nos han permitido interpretar los planos antiguos desde una perspectiva funcional, tanto agrícola como “caravanera”, contrastándolos con la forma en que los habitantes de los oasis siguen viviendo. Podemos afirmar que la parcela sobre la que se ubica nuestro proyecto formaba parte del oasis de Marrakech y que no se trataba de un solar baldío fuera de la ciudad. Estos orígenes del oasis debían ser tenidos en cuenta e integrados en el diseño de nuestra proyecto y en la identidad del futuro Malhoun Art Space.

 

Credits texts, photos and drawings: Carlos Pérez Marín