3. El proyecto


 

 03.1 La proposición

El 30 de septiembre de 2021 recibí un mensaje de Éric Van Hove. Después de haber consultado con Younès Rahmoun, quiso hablarme sobre una iniciativa para dar continuidad a la exposición Malhoun 2.0 y su manifiesto, fundando un espacio físico Malhoun en un edificio de los años 50 en Guéliz (Marrakech) que necesitaba ser rehabilitado para transformarlo en un espacio expositivo. Phillip van den Bossche estaba trabajando con él en el proyecto cultural. Esa misma tarde mantuvimos una conversación telefónica en la que me explicó la idea; hacer un huerto en la cubierta, utilizar los apartamentos de la primera planta para residencia de artistas y habilitar un espacio expositivo en la planta baja, el cual se pondría temporalmente a disposición de una galería de arte, estableciendo una asociación con ellos pero manteniendo una cierta independencia. Escuché atentamente sus explicaciones y por supuesto le dije inmediatamente que me interesaba el proyecto, por varias razones; podría ser mi primer proyecto en Marrakech (y me “obligaría” a pasar aún más tiempo allí); su ubicación en Guéliz sería una oportunidad para conocer más sobre el desarrollo urbanístico de la ciudad planificado por los franceses durante el protectorado (comparándolo con el Ensanche de Tetuán realizado por los españoles); la investigación sobre la evolución de Marrakech también podría ayudarme a comprender la relación de la ciudad con los oasis y con los territorios del sur (con los que tuvo vínculos desde su fundación en el siglo XI); después de visitar el taller Fenduq y ver el nivel de acabado de las obras de Éric, me dije que era una oportunidad para trabajar con la misma exigencia técnica pero aplicada a la arquitectura, involucrarando a los artesanos del Fenduq en elementos constructivos; el deseo de formar parte de otro proyecto cultural, en teoría complementario a iniciativas como Le 18, Caravane Tighmert, Caravane Ouadane… y que podría ayudar al desarrollo cultural de la ciudad. En resumen, era una oferta sumamente interesante que no podía rechazar.

 

 03.2 Primeras ideas

En el momento de aceptar el encargo mi única preocupación era el cierre de las fronteras, lo que me impedía ir inmediatamente a Marrakech para visitar el edificio e intercambiar directamente con Éric y Phillip. Para empezar tuvimos que conformarnos con visitas virtuales al edificio por videoconferencia, con fotos y vídeos enviados por correo electrónico y con planos (que no estaban completos y no reflejaban el estado actual). A la espera de un levantamiento completo y actualizado, comencé a estudiar los espacios que se podrían crear para albergar un espacio expositivo, una residencia de artistas y un huerto en la cubierta, con el fin de proporcionar unos planos previos y realizar una primera estimación de las obras de demolición y de reformas (mínimas) de la planta baja, consideradas prioritarias ya que esta primera fase podría estar terminada antes de la próxima edición de la feria 1-54 prevista para febrero de 2022.

estado actual octubre 2021

primeros planos diecembre 2021

 

 03.3 El edificio

El edificio de dos plantas estaba situado en el interior de la manzana, rodeado de edificios (nuevos y antiguos) al que se accede desde la calle Mohammed el-Beqal a través de un pequeño callejón sin salida que conducía a un espacio destinado a aparcamiento y que pertenecía al edificio, pero como su propietario era también el del restaurante contiguo, este espacio se había convertido en el patio de servicio del restaurante con la entrada de personal, la entrega de productos, el almacenaje…

No sabíamos la fecha exacta de construcción del edificio (no había expediente en la Agencia Urbana) pero según el propietario podría ser de los años cincuenta. Al principio no estaba seguro del sistema constructivo porque era una estructura de vigas y pilares de hormigón armado, pero la fachada de la planta baja era un muro de mampostería, con un espesor de 60 cm, lo que nos hizo pensar que era una muro de carga. Gracias a la ayuda de un amigo al que le había propuesto hacer la obra, Oussama Moukmir, fue a comprobar si se trataban de dos elementos estructuralmente independientes (como así fue) para saber si podíamos demoler el muro en caso de que quisiéramos hacer una fachada acristalada. En las dos plantas había apartamentos, algunos todavía ocupados, otros vacíos, y el más cercano al restaurante se utilizaba como espacio de servicio con oficinas y vestuarios de sus empleados. Del edificio podíamos destacar lo siguiente:

  • los apartamentos de la planta baja tenían unos patios traseros de reducidas dimensiones junto a la medianera oeste, aunque algunos estaban cubiertos.

  • para acceder a los apartamentos de la primera planta había que subir por una escalera exterior desde el aparcamiento, cruzar el edificio y llegar a un pasillo cubierto desde el que se veía la calle interior de la parcela adyacente al oeste, también en el interior de la manzana y con viviendas unifamiliares.

  • la cubierta contaba con salidas de ventilación, una superficie rectangular y plana, construida con un relleno de tierra y cal de 35 cm de espesor sobre un forjado de hormigón armado y bovedillas cerámicas. Las vistas eran completamente diferentes a las de los apartamentos o el aparcamiento pero sólo se divisaban los edificios nuevos de 6 pisos que conformaban la manzana.

 
 
 
 

 03.4 Primeros planos

Había algunas ideas que empezaban a gestarse, por ejemplo la de integrar la planta baja en un jardín que iría desde la entrada a la parcela (por la calle Mohammed el-Beqal) hasta el linde contiguo al oeste. La demolición parcial de las fachadas de la planta baja (tanto al aparcamiento como a los patios traseros de los apartamentos) y la instalación de carpintería plegable (integrando aislamiento térmico en unas contraventanas), permitiría abrir toda la fachada eliminando los límites físicos entre jardines y edificio, de modo que se podría organizar una exposición en un jardín que ocupaba toda la superficie de la parcela. De esta manera el aparcamiento se convertiría en un espacio más del centro Malhoun, ampliando las posibilidades funcionales del proyecto cultural.

Desde el 1 de octubre de 2021 no paraba de hacerle preguntas a Driss; sobre el procedimiento administrativo; sobre los documentos urbanísticos; sobre la historia de Guéliz… En un momento dado pensé que lo mejor sería desarrollar el proyecto juntos, dada su experiencia en Marrakech, al hecho de que también conocía a Eric y de que tenía su oficina en la misma calle de la parcela. Aceptó a pesar de la carga de trabajo que tenía. Meses después, me dijo que no quería dejar pasar la oportunidad de trabajar conmigo en un proyecto, sobre todo si era en Marrakech, con un componente patrimonial importante y con vinculaciones al desierto y al arte contemporáneo.

Tras las primeras propuestas hubo un silencio de más de un mes debido a la incertidumbre económica provocada por el cierre intermitente de las fronteras (a causa de la pandemia), lo que obligó a suspender la feria de arte 1-54 de 2022, y en consecuencia a la retirada de potenciales inversores. Ante estas circunstancias, los promotores, Éric, Samya y Phillip, tuvieron que replantearse todo, cambiando el programa de necesidades y la programación temporal de los trabajos. No fue hasta mayo de 2022, con el levantamiento del estado actual completo y actualizado, que pudimos retomar el proyecto, optimizando la distribución de espacios según las (nuevas) necesidades del futuro centro cultural y del café-bar-restaurante.

 

La nueva situación económica no hizo sino reforzar la cooperación entre el propietario del edificio (y el restaurante contiguo) y los promotores culturales. Fue necesario ubicar la oficina de administración del restaurante en la primera planta y así liberar espacio para ampliar el espacio expositivo (ahora polivalente) de la planta baja. En el jardín tendríamos un lugar donde organizar eventos asociados o incluso independientes del restaurante, pero su uso ya no sería exclusivamente cultural. En la primera planta mantendríamos un apartamento para la oficina de Malhoun, dos apartamentos para la residencia de artistas y el último se destinaría a archivo. En la terraza íbamos a mantener una parte como huerto pero sería compatible con una cafetería-bar-restaurante que podría funcionar de manera independiente. Con las nuevas actividades, el objetivo sería rentabilizar la inversión y asegurar la viabilidad económica del proyecto cultural gracias a la experiencia y conocimientos del propietario en el ámbito de la restauración y de los eventos.

 

Croquis realizado sobre la terraza del edificio Malhoun el 25 de marzo de 2022 comparando un oasis con el futuro centro Malhoun

Al disponer de más tiempo, pudimos profundizar la reflexión entorno a una cuestión esencial, ya planteada durante la primera visita al edificio el 25 de marzo de 2022. ¿Sería posible volver al estado original del solar antes del protectorado en el que este terreno formaban parte del oasis? Éramos conscientes de que esto no sería viable pero quizás podríamos recuperar la parcela como espacio verde, dejando la primera planta como único volumen construido dentro de otro volumen (verde) cambiante según la época del año.

 

Para lograr esta idea e incorporar conceptos y actitudes propias de los oasis, fue necesario poner en práctica todos los conocimientos adquiridos durante los años de investigación en el desierto, de donde procedieron los almorávides, fundadores de la ciudad, comenzando por la idea de jardín que tienen los habitantes de regiones desérticas.

 

 03.5 Jardín / Hadiqa

Durante las investigaciones realizadas en Project Qafila, los nómadas con los que andaba, tenían la costumbre de llamar jardín (hadiqa حديقة ) a lo que para mí eran parcelas agricolas de los oasis con los que nos encontrábamos en nuestro recorrido, haciéndome cuestionar la idea de jardín en el mundo árabe-musulmán y en particular en la ciudad de Marrakech.

 

En primer lugar era importante entender cómo se concibió Marrakech. Como hemos visto en la página precedente, según los textos históricos, las fotos del inicio del protectorado y los planos de finales del siglo XIX realizados por el capitán Larras (con muchas parcelas agrícolas alrededor de la medina), se podría afirmar que la ciudad de Marrakech no era una ciudad fortificada, sino más bien un oasis, donde los caminos y la organización espacial de las parcelas venían determinadas por los canales de riego (tal y como sigue ocurriendo en numerosos oasis del país), unas parcelas que podían fragmentarse con cada herencia, reduciendo su tamaño pero manteniendo los espacios públicos (caminos y canales). A partir de esta observación y de algunos estudios sobre los jardines de al-Andalus (donde la vegetación podía variar pero no así la distribución espacial de las parcelas o parterres), se podría afirmar que el parcelario agrícola que aparece en los planos de Larras no han cambiado mucho respecto a la fundación de la ciudad, como atestiguan algunas tierras de cultivo próximas a la medina. Dependiendo de relación entre estos espacios agrícolas y la ciudad se podría establecer la siguiente clasificación de estos jardines:

  • Fuera de la ciudad existirían terrenos destinados exclusivamente al cultivo, como es el caso del palmeral al norte y noreste de la medina.

  • En torno al recinto de la medina se podían desarrollar parcelas de uso mixto; agrícola; distribución y almacenamiento de agua; residencial (con la construcción de pabellones, incluso viviendas de ocio y descanso). Algunos jardines todavía se utilizan de esta manera. como los jardines de la Menara y el Agdal.

  • En el interior de la medina aún se conservan jardines cuyos orígenes estaban ligados a la explotación agrícola y residencial pero que han perdido su carácter, pasando a ser parques públicos, Arsat Moulay Abdesalam, o privados, Arsat al-Mamoun (hotel La Mamounia).

  • En los distintos palacios de la ciudad existen espacios dedicados a jardines con una fuerte influencia de espacios agrícolas, como se observa en el Palacio Badia.

  • A menor escala tenemos los riads, casas con patios de dimensiones suficientes para albergar pequeños jardines, mostrando un importante estatus económico.

  • El resto de casas se contentaban con tener un pequeño patio en el centro pero sin vegetación.

 

En definitiva, el diseño del espacio ajardinado en Marrakech estuvo más vinculado a espacios y especies agrícolas que a jardines paisajísticos u ornamentales, a pesar de que sean éstos los que se hayan convertido en imágenes de referencia (turísticas) de Marrakech, como el Jardín Majorelle. En cualquier caso, los espacios verdes de la ciudad siguen utilizándose como lugares para estar y no sólo para pasear, donde las familias acuden a hacer picnic y pasar el día, como si todavía vivieran en un alcázar en mitad de un oasis.

 

 03.7 El jardín como centro cultural

Teniendo en cuenta la importancia del jardín en los oasis y la génesis y evolución de la ciudad de Marrakech, era obvio que no podíamos partir de la idea de un jardín ornamental o paisajístico como los que atraen la atención de los turistas, pero tampoco podíamos partir de un esquema de jardín tradicional de un oasis, es decir, árboles de gran tamaño (palmeras, acacias, chopos, etc.), árboles frutales y cultivos, en un espacio tan reducido, rodeado de edificaciones y con necesidades funcionales completamente diferentes a las de los oasis. Sin embargo sí era necesario mantener la esencia de los oasis, su carácter protector frente a las condiciones climáticas extremas (sol, calor, viento, arena, etc.) con árboles y arbustos (dejando de lado la producción de alimentos y de materiales de construcción) capaces de crear un microclima que haga disminuir la temperatura respecto al exterior en 6ºC. En nuestro caso ya estamos protegidos del viento por los edificios que nos rodean, pero necesitamos crear espacios en sombra, con corrientes de aire para reducir la temperatura en el interior los meses de verano. Sin embargo, será necesaria la máxima exposición al sol durante los meses más fríos, para lo que necesitaremos árboles y plantas trepadoras de hoja caduca. Si queremos mantener la esencia del desierto, tendremos que utilizar el menor número de elementos vegetales para dar cumplimento a uno de los preceptos aprendidos allí:

nada es accesorio y todo tiene una utilidad

Para la elección del árbol principal hicimos una búsqueda en los viveros de Marrakech y del Ourika suponiendo que si trabajaban con una especie es porque está adaptada al clima local. El árbol tenía que cumplir varias condiciones; 6-10m de altura, tronco vertical, copa horizontal, hojas caducas y densidad de flores para asegurar cambios de color. Encontramos la Erythrina crista-galli con una altura de 6-8 m, copa con un ancho de 8 m y flores de color rojo carmín que florecen durante el verano.

Con este árbol podríamos cubrir completamente el jardín, colocándolos estratégicamente para permitir la entrada de coches para reparto o descargar, para disponer el público para eventos (presentaciones, conferencias, proyecciones…). Con 9 ejemplares de un solo tipo de árbol se podrían tener 3 atmósferas diferentes durante el año; un espacio soleado en invierno con presencia de ramas bastante “desnudas”; un espacio rojo con floración en verano; un espacio en sombra gracias a la alta densidad de follaje el resto del año. Por otro lado, si las coronas se trataran correctamente, se podría hacer coincidir una masa verde con la masa construida del edificio (coincidente con la primera planta), lo que ayudaría a crear un espacio único y contiguo desde la calle Mohammed el-Beqal hasta el parcela colindante al oeste. Además, la elección de un árbol de hojas rojas encajaba perfectamente como complemento a los colores de las construcciones contiguas (ocres incluidos en la carta arquitectónica de la ciudad), más aún si el suelo estabilizado con cal del nuevo jardín era de un color rojo, como el de los senderos del jardín Arsat Moulay Abdesalam (Cyber ​​Parc) de Marrakech.

 

En el lado oeste, en el patio estrecho y alargado, la falta de espacio no permitía la plantación de árboles, pero una estructura metálica vertical apoyada en el muro medianero podría servir de soporte para una serie de plantas trepadoras de distintos colores y con hojas caducas, protegiendo así la fachada de poniente de los apartamentos durante los meses más calurosos. Esta barrera vegetal continuaría hasta la cubierta dando lugar a un volumen que cubriría completamente el edificio, creando además una especie de chimenea de ventilación para dejar salir el aire caliente.

 

La cubierta se iba a tratar como un invernadero, aplicando las mismas técnicas y materiales, con una malla agrícola HPD termo-reflectante tendida sobre cables de acero galvanizado anclados a postes de acero galvanizado de diferentes alturas, creando una superficie de doble curvatura para para darle rigidez a la estructura, al igual que hacen las tradicionales tiendas nómadas. La malla dará sombra hasta que las plantas trepadoras (de hoja caduca y de varios colores) crezcan lo suficiente como para cubrir la cubierta (y la fachada oeste del edificio), protegiendo el huerto y la cafetería-bar-restaurante, pero también la residencia de artistas. En realidad la cubierta se podría considerarse en sí misma como un elemento de aislamiento térmico del edificio.

En 2015 realizamos un experimento con un sistema constructivo similar en una investigación relacionada con la captación de agua de la humedad en Tissardmine (Rissani, Marruecos), aplicando técnicas que utilizan los nómadas para fabricar sus tiendas: Water Catcher. Éste experimento tuvo su continuación con otro en el que se planteaba cómo iniciar un oasis en mitad del desierto sin protección ante el sol y el viento: New Oasis.

Water Catcher, Tissardmine (Marruecos

New Oasis, Tissardmine (Marruecos)

 

Estos son los planos (plantas, fachadas y secciones) incluidos en la documentación para la solicitud de la licencia de obras de octubre de 2022.

 

Credits texts, photos and drawings: Carlos Pérez Marín