01.1 Malhoun 2.0
El 7 de diciembre de 2019, Younès Rahmoun me invitó a participar, como “testigo”, en un grupo de Messenger donde artistas, artesanos, escritores y pensadores intercambiaban ideas, inquietudes y conocimientos en torno a la cultura marroquí, especialmente en torno a la artesanía y al arte contemporáneo. Había amigos como Younès Rahmoun, Mohamed Arejdal, Laila Hida, M’barek Bouhchichi, Juan Asís Palao… y artistas de los que había oído hablar mucho pero que aún no conocía en persona.
De golpe me encontré en medio de una conversación donde las ideas y las nociones fluían. Al leerlos entendí por qué Younès quería incluirme en el grupo ya que estaban buscando ideas y pistas para preparar una exposición; los siete santos de Marrakech; Tariq Ibn Ziyad (calle Tariq Bnou Ziad); La Roca; Gibraltar; inmigración ilegal; Ceuta; Tetuán; Taroudant, Marrakech, Guéliz y Igueliz, almorávides y almohades. Ciertamente había bastantes temas que me tocaban directamente; Ceuta, Gibraltar, los santos de Marrakech, incluidos Sidi Bel Abbès y al-Qadi Ayyad que nacieron en Ceuta, incluso la calle Tariq Bnou Ziad en Marrakech, donde está el hotel en el que suelo quedarme en Marrakesh. Empecé a compartir información relativa a la historia de Ceuta y su entorno pero también de Marrakech, sin embargo, nunca pude participar presencialmente en las reuniones celebradas en Sidi Moussa, donde el Fenduq tiene sus talleres.
La imposibilidad de acercarme a Marrakech, el hecho de no haber entendido muy bien los objetivos de estos encuentros y conversaciones, junto a mis planes para viajar a Mauritania en enero de 2020 y mi participación en la exposición À l’Épreuve du Tamis de LE 18, me distanciaron del proyecto Malhoun 2.0, momentaneamente…
Los encuentros y conversaciones de Malhoun 2.0 dieron como resultado un manifiesto y dos exposiciones en Marrakech, una en una sala habilitada para la ocasión ubicada en la calle Tariq Bnou Ziad y la otra en un almacén de la zona industrial de Sidi Ghanem. En la primera se podían ver obras de artesanos y artistas en un mismo espacio sin distinción entre arte y artesanía. Fue una de las propuestas curatoriales más interesantes de los proyectos paralelos de la Feria de Arte Africano Contemporáneo 1-54 de la edición de 2020.
01.2 Driss
En septiembre de 2019, estando en Rabat con amigos, Fatima-Zahra Lakrissa me presentó a un arquitecto amigo suyo, Driss Benabdallah (AIR). Durante nuestra conversación me hizo muchas preguntas sobre mis iniciativas y actividades en Marruecos, especialmente en el desierto y en el campo del arte contemporáneo. En un momento me interrumpió:
espera, ¿tú eres Carlos, el que organiza Qafila?
¿Te refieres a la investigación práctica sobre las rutas de las caravanas, caminando en el desierto con nómadas? Sí, soy yo.
¿cúando es la próxima qafila?
el próximo mes, vamos a caminar 6 días con amigos artistas cerca de M'hamid el-Ghizlane.
¿Puedo ir con vosotros?
normalmente no aceptamos a gente que no conozcamos, sobre todo si no sabemos cómo se comportarán en el desierto.
me encantaría acompañaros, por favor, por favor... Sueño con caminar en el desierto y dormir bajo las estrellas. No os crearé ningún problema, pero déjame acompañaros por favor, quiero ir...
Me habló de una manera, como si realmente fuera un sueño para él. Además tenía pinta de ser amable y agradable en el trato así que le dije:
de acuerdo, puedes venir, aunque nos arriesgaremos contigo, entre otras cosas porque no sé si en un mes tendrás tiempo suficiente para entrenarte físicamente y si podrás adaptarte a esta experiencia un tanto extrema en el desierto.
Qafila Rabia tuvo lugar del 26 de octubre al 1 de noviembre de 2019 en la provincia de Zagora, pero en realidad empezamos el viaje unos días antes ya que había propuesto a los participantes (Driss Benabdallah, Ahmed Dabah, Laila Hida, Souad el-Maysour, Abdeljalil Saouli y Youssef Titou) pasar unos días en el valle del Draa, visitando el alcázar de Tamnougalt y el de Amezrou, para poder tener una idea más precisa de lo que es un ksar o alcázar (ciudad fortificada), un oasis y un polo logístico tal y como lo utilizaban las caravanas que cruzaban el Sáhara hacia Mauritania y Malí.
A decir verdad, el comportamiento de Driss fue notable, aunque a veces no pudiera seguir el ritmo, pero encajó muy bien en el grupo de amigos que ya nos conocíamos desde hacía tiempo. Hablamos mucho sobre el desierto, la arquitectura, nuestra profesión, las diferentes iniciativas culturales que yo organizaba (Caravane Tighmert, Sakhra, Marsad Drâa…) y las que él había hecho (Agora Rabat Salé, Biennale de l’Architecture, de la Ville et de la Culture). Quería saberlo todo sobre el desierto sin darse cuenta de que había que dedicar mucho más tiempo a comprenderlo y que esos territorios también podían darnos muchas pistas para entender el origen de ciertas ciudades marroquíes. En cualquier caso, creo que se fue de M'hamid como si fuera otra persona, lo que también les ocurrió a otros artistas que habían pasado por Tighmert o que habían hecho Qafila.
A raíz de esta experiencia mantuvimos un contacto muy estrecho; en ocasiones se sumaba a actividades que organizábamos con la asociación de Marrakech Labina, como la visita guiada a Tasghimout, la fortificación almorávide cerca de Aghmat. En julio de 2020 tuvimos bastantes intercambios porque él estaba trabajando con un equipo multidisciplinar en un estudio de impacto patrimonial de la plaza Jemaa el-Fna de Marrakech para la UNESCO, y quería analizar la estructura espacial de la plaza, de la ciudad y del palmeral desde la perspectiva de las caravanas. Fue una pena no haber podido unirme a ese equipo debido a los cierres fronterizos provocados por la pandemia, pero a medida que avanzaba en sus proyectos, me hacía preguntas o me pedía mi opinión.
El 1 de marzo de 2022 me ofreció colaborar con él en un proyecto artístico-arquitectónico para incluir obras de artistas contemporáneos en la remodelación del eje que pasaba por el zoco Semmarine y que conectaba la plaza Jemaa el-Fna con la mezquita Ben Youssef en Marrakech. Empezamos por la elección de artistas que pudieran ser capacez de intervenir en un espacio público y a una escala arquitectónica. Driss quiso contar conmigo por mi conocimiento de la escena artística marroquí y sobre todo por mis colaboraciones con artistas como Younès Rahmoun. Después de algunas reflexiones elaboramos una lista inicial; Yasmina Alaoui (que ya trabajaba con Driss), Younès Rahmoun, M'barek Bouhchichi y Laila Hida. Para la producción le había propuesto trabajar con los artesanos del Fenduq. Finalmente también se incorporó Éric Van Hove tras una propuesta de Yasmina. Aunque hicimos algunas visitas conjuntas a la medina e intercambiamos ideas e información, las limitaciones de tiempo y el rápido avance de los trabajos de urbanización no nos permitieron concretar la intervención de los artistas, pero al menos, la intención estaba ahí, trabajar juntos artistas, artesanos y arquitectos en un lugar catalogado como patrimonio mundial pero con una perspectiva contemporánea..
El encuentro casual con Driss en Rabat fue el inicio de una estrecha amistad, gracias entre otras cosas, a nuestros amigos mutuos, nuestros intereses por el desierto, el patrimonio y el desarrollo cultural de Marruecos; una amistad que es necesaria explicar para entender nuestra asociación en el proyecto arquitectónico de Malhoun.
01.3 Éric
Desde 2014 he estado viniendo regularmente a Marrakech, a veces simplemente de paso en mi camino hacia el sur, otras para asistir a eventos como la bienal de arte contemporáneo (o la feria que había recogido el testigo en 2018) o para participar en actividades en Le 18. Durante todo este tiempo he tenido la oportunidad de conocer a muchos artistas, de Marrakech, del resto del país y del extranjero, pero nunca tuve la oportunidad de coincidir con Éric Van Hove, a pesar de todos los amigos que teníamos en común. Conocía de lejos su trabajo, sabía que había fundado con su mujer Samya una cooperativa con artesanos de la medina con los que producían sus obras y las de otros artistas. El taller Fenduq se encuentra en Sidi Moussa, a 12 km de Marrakech en la carretera del Ourika y es allí donde Éric trabaja con artesanos de la madera, el cobre, el hueso, el vidrio… para reproducir motores (coches, motos, aviones) y otros objetos con técnicas tradicionales asociadas a la artesanía marroquí, al menos esa era la imagen que yo tenía de su obra en aquel momento. En cualquier caso, tenía curiosidad por saber más sobre esa colaboración artista-artesano, sobre todo porque conocía el trabajo desarrollado por Younès Rahmoun con los artesanos de la medina de Tetuán y habíamos hablado mucho sobre esta relación y las posibilidades que ofrecía tanto los artistas como a los arquitectos en Marruecos. Podría haber contactado directamente a Éric durante una de mis estancias en Marrakech, pero preferí que todo sucediera de manera natural.
En enero de 2020, con Younès Rahmoun y Ahmed Dabah, “cruzamos” el Sahara en coche, Obûr, como conmemoración de mi primer viaje al desierto en 2010. Younès y yo partimos desde el norte, parando en varias ciudades, entre ellas Marrakech, Tighmert (para recoger a Ahmed), El Aaiún y Bir Gandouz para llegar a Nouakchott y luego subir a la ciudad de Ouadane en Mauritania. Cuando llegamos a Marrakech, Younès me ofreció ir a dormir a casa de Éric y Samya que por aquel entonces trabajaban y vivían en dos casas adosadas en el pueblo de Sidi Moussa, en los alrededores de Marrakech. En la primera casa tenían el taller en la planta baja y su vivienda en la primera, con una azotea donde organizaban reuniones y veladas, incluidas las preparatorias de Malhoun 2.0. En la segunda casa tenían su oficina y habitaciones para los artistas que venían a trabajar con ellos y con los artesanos, como Younès. Younès había aprovechado nuestra visita para seguir el trabajo sobre una pieza de cobre que iba a formar parte de la exposición Malhoun 2.0 durante la feria de arte 1-54 de Marrakech que iba a tener lugar un mes más tarde. Aunque solo estuvimos una noche, Éric y Samya organizaron una cena con otros amigos como M'barek Bouhchichi. Lo que no sabía era que Éric había oído hablar mucho de mí y se demandaba cómo era posible que nunca nos hubiéramos cruzado. Por la mañana, mientras Younès trabajaba con un artesano, aproveché para explorar el taller con una sensación de familiaridad ya que de repente me teletransporté al pasado, cuando era pequeño y jugaba en los talleres (electricidad, mecánica, carpintería…) de la Comandancia de Obras, donde crecí en Ceuta. No pudimos quedarnos mucho tiempo porque teníamos que continuar con nuestra “travesía” pero al menos el primer contacto con Éric ya se había hecho, otros tuvieron que esperar hasta que se abrieron las fronteras en 2021.
Credits texts, photos and drawings: Carlos Pérez Marín