DIARIO
3. diario: días 06-08
DÍA 06
28.10.2021
4h42 / 19,94 km
Al fin una noche en la que he podido dormir del tirón, sin viento, sin arena, solo nuestros camellos que al acostarnos decidieron venir a comer del taichot que nos protegía.
Se nota como cada día amanece más tarde, de hecho creo que tendríamos que cambiar la hora el próximo fin de semana, pero sinceramente, a nosotros no nos supondrá un cambio, si ni siquiera sabemos qué día es...
El recorrido de la mañana fue tranquilo. Las nubes contenían el calor y el terreno era básicamente grava sobre arena. Teníamos montañas a ambos lados, como si fuera un feija que impedía que la arena viniera del este, aunque a nuestra derecha veíamos la arena acumulada en la montaña, creando dunas a otra escala. Había huellas de pistas antiguas, talhas, taichots y pájaros. A veces veíamos rocas de arenisca talladas por el viento, me recordé del proyecto de Fernando Menis para el Sáhara. En cualquier caso, ayer se hizo más evidente que esta parte del Adrar era, o podía ser, un laboratorio de dinámica de arena, con todas las escalas posibles, y en especial gracias a las rocas y lo cerros.
Al final del feija, y antes de girar a la derecha, nos quedamos en un pequeño valle, con árboles altos y con dos pozos. El primero no tenía agua, pero en el segundo pudimos llenar 2 bidones pequeños. Nefaa cree que el agua está bien, mañana veré si me estómago se ve afectado o no. Entre los dos pozos, vimos cabras y ovejas, probablemente de gente que tenía una pequeña cabaña entre las talhas y los taichots.
A continuación comenzamos a cruzar pequeños cerros de arena y piedras y vimos otra familia que vivía en 2 construcciones de piedra y 2 cabañas (más 2 refugios para animales), ubicadas cerca de un conjunto de árboles, pero siempre rodeados de arena.
INTENTAS ESCAPAR TODO EL TIEMPO DE LA ARENA PERO SIEMPRE TERMINA POR ATRAPARTE
Era una talha con ramas y sin hojas con una forma muy hermosa, y obviamente rodeada de arena. Pensamos que íbamos a estar tranquilos pero durante el tiempo de preparación del almuerzo el viento volvió a soplar fuerte. Convencí a Nefaa para que le echara tomates a la pasta y a la carne seca para darle un poco más de sabor. Nos lo comimos todo. Había otro ingrediente, la arena. En un momento dado ya no miras si hay o no en la comida.
Pero el viento cogió velocidad y Nefaa decidió continuar a las 14:45, mientras lo hacíamos alrededor de las 16:00. Quería detenerse en "Ain Savra" para comprar comida para los camellos. Pensé que estaría bien comprar comida también para nosotros, especialmente fruta, pero la única tienda abierta no la tenía. Al final compramos tomates, semillas para los camellos, leche evaporada y botellas de agua mineral para hacerme la leche por la tarde y por la mañana.
Durante el camino hacia el pueblo, tuvimos algunos momentos bastantes interesantes, con vientos de más de 50 km/h. La arena fluía por el suelo con un tono que contrastaba con la grava marrón, ¿resultado? Un campo blanco y un cielo del mismo color. Pensé que estábamos en una región nórdica. Justo antes del pueblo tuvimos que cruzar un río de arena, que albergaba dentro otros espacios. Nefaa incluso tuvo que buscar y estudiar por dónde podíamos cruzar con los camellos. ¡Qué espacio!
Una vez en el pueblo, tuve la sensación de pasar por un campamento de refugiados, con pequeñas construcciones de piedra, cabañas de madera, jaimas, a veces construcciones de técnica mixta con muros de piedra y una estructura en madera y paja.
Desde el pueblo partía una carretera asfaltada, la que va de Tidjikja a Atar y que está casi terminada. La cogeré la semana que viene. En el pueblo, 3 personas vinieron a ver a Nefaa, una era su sobrino.
Fuera del pueblo seguimos el asfalto y volvimos a tener lluvia (también durante la cena).
Para dormir nos separamos de la carretera para no oír los coches, pero no había tráfico. Improvisamos una protección contra la lluvia con el plástico que uso para aislar del suelo mi colchoneta y mi saco de dormir.
DÍA 07
29.10.2021
5h28 / 24,44 km
Acomodarse junto a un arbusto de talha tiene sus inconvenientes, había pequeñas espinas por todas partes, pero si tienes arena es aún peor aún porque siempre habrá algunas escondidas por mucho que limpies la zona. Por eso decidí no usar la colchoneta inflable, demasiado riesgo con las espinas, y luego como la lluvia podía llegar en cualquier momento, no dormí dentro del saco. Con la niebla y la luz de la luna, pensé que era de día pero solo eran las 3:30. Unos pocos movimientos me provocaron pinchazos y no pude dormir bien. Tengo miedo de clavarme una espina de talha en el pie, sé que duele mucho y que la lesión me impediría caminar.
Más tarde, todavía en medio de la noche, comenzó a llover. Afortunadamente, la protección funcionó bien, aunque tuve que patear el bidón al que le atamos una de las cuerdas para tensar la tela. ¿Por qué con el pie? Levantarse implicaba sacar la lámpara y ponerse las sandalias (imposible caminar descalzo sobre un campo de espinas). En resumen, la noche fue (otro) coñazo. Hacer un qafila sin tienda de campaña no es hacer camping salvaje, sino camping salvaje plus plus. Para la próxima caravana tendré que pensar en un sistema para protegerse del viento, la arena y la lluvia sin necesidad de llevar una tienda de campaña.
Durante un buen rato de la mañana estuvimos en un terreno aburrido. Mirando Google Maps pensé que era una colina, pero en realidad la superficie era plana, con guijarros de tamaño mediano. No teníamos ninguna referencia visual en el horizonte, hasta que aparecieron las dunas. La peor parte fue que 2 horas después, no había señales de sombra alguna por si queríamos pararnos a descansar. Finalmente, las dunas se cruzaron en nuestro camino, pero estaban aisladas y rodeadas de rocas. Pensé que estaba en un jardín japonés que usaba arena en lugar de grava, los efectos de la erosión eólica eran muy hermosos, estableciendo una relación entre las rocas y la arena.
2h30 y por fin aparece una depresión en el suelo. La densidad de talha aumentó y, según Nefaa, en la siguiente meseta habría sombra y un pozo. Por primera vez tuvimos un pequeño problema de navegación y tuvimos que corregir nuestro rumbo, de sur a sureste.
El pozo (con paneles solares y una motobomba) pertenecía a alguien de Ain Savra. La empresa que construyó la carretera hizo sondeos para pozos de agua y ahora están plantando palmeras. Sin embargo, no había nadie en este jardín, delimitado por una especie de vallado.
Convencí a Nefaa para que comiera un plato mío, alubias con tomates, cebollas y patatas. Le gustó mucho. No sé cómo lo hace, pero come el doble que yo y está delgado, pero también es cierto que nunca se está quieto.
Hicimos una buena parte de la tarde sobre grava y luego sobre asfalto, lo que nos permitió avanzar más rápido. En la nueva carretera, había gente trabajando en la contención de la arena, para que no llegara a la carretera, lo hacían con ramas de árboles (pero no eran de palmeras) y las estaban colocando en las crestas de las dunas, lo que no servirá para nada. Cuando la carretera inició un pequeño descenso, vimos lo que nos esperaba mañana, y me dio miedo. Primero teníamos que terminar el día atravesando dunas, algunas aisladas pero luego vimos dunas más pequeñas, más altas y (de color) más claras, nuevamente como si fuera un río o un lago de arena, detrás una montaña que teníamos que rodear para acometer los últimos 4 días. Sin embargo, Nefaa me dijo que esas dunas, aún distantes, no eran difíciles de cruzar. Veremos mañana.
30.10.2021
DÍA 08
4h47 / 20.09 km
Antes de terminar nuestra cena tuvimos una visita, un ratón del desierto. Ya había visto uno anoche, pero rápidamente se fue y se escondió entre los arbustos. Esta vez incluso entró en el cuenco de Nefaa que estaba justo a nosotros. El ratón parecía como salido de unos dibujos animados, ojos grandes, orejas altas, era tan gracioso. Parece que siempre busca trigo.
No sé si es la adaptación al desierto (al fin) o la fatiga pero dormí muy bien, a pesar de la tos de Nefaa (que no para de fumar) y unas gotas de lluvia.
El día anterior me había advertido que íbamos a tener mucha arena y dunas que cruzar, de hecho, teníamos que hacer 4 km entre dunas medianas. Como las 2 primeras horas de la mañana no hacía calor, no fue muy duro. Después de las dunas, tuvimos un terreno con arena que de lejos parecía sin dificultad en comparación con la topografía, pero al final había que subir y bajar pequeñas ondulaciones todo el tiempo.
Nuevamente nos cruzamos con la carretera pero solo vimos 5 coches. Es una pena que esta discurra paralela a la ruta de las caravanas, pero es normal que utilicen la misma geografía para desarrollar su infraestructura. Durante Qafila Oula, al llegar a Zagora, también acababan de terminar la carretera que iba a Tazzarine.
Por la mañana, Nefaa se llevó unas brasas porque normalmente no íbamos a encontrar leña durante el día, ni talhas para que los camellos comieran. Así, una vez que llegamos a una pequeña meseta en las dunas, nos paramos 30 minutos, solo para que los camellos pudieran comer un tipo de planta que les gusta. Mientras tanto, Nefaa no perdió ni un segundo y se puso a preparar un té (3 vasos para cada uno). En el camino, también recogió algunas ramas que iba encontrando, pero ya llevábamos suficientes en los camellos. Cuando eligió un lugar para comer (los 4), lo entendí, las ramas eran para crear sombra aprovechando la tela que yo tenía y que habíamos usado para la lluvia. Me dijo que a veces usa la manta para hacer sombra, pero mi tela era más liviana y práctica, así que tendré que dársela como regalo al final del viaje. En este lugar, hay bastantes plantas que crecen en las dunas, por lo que los camellos pudieron comer.
Para la comida, Nefaa me pidió que hiciera pasta, pero la hice con 2 tomates y ajo, sin la carne de camello, lástima que no tuviéramos pan para mojar.
Durante el resto del día, debíamos llegar a la montaña que mañana, rodeándola, nos pondría en la ruta que nos llevaría hasta Rachid 2 días después, un pueblo que hay antes de Tidjikja. Esperemos poder comprar fruta en Rachid y también me gustaría ver cómo hacen las sillas de los camellos. Según Nefaa, se pueden comprar allí o en Chinguetti por 3.000 o 4.000 MRU (75-100 €). No, no me voy a comprar una, pero cuando vuelva con mi coche...
Después de la comida tuvimos, nuevamente, visitantes, 2 pequeñas lagartijas, de color arena, muy curiosas y que podían correr tan rápido que parecía como si estuvieran volando sobre la arena.
Empezamos a caminar, creyendo que a los 9 km ya tendríamos que ver la montaña que teníamos que rodear, pero la perspectiva del paisaje no mostraba lo que había tras la arena, de hecho, el terreno ondulado era muy agotador, subíamos y bajábamos todo el tiempo (entre 1,5 y 2 m de altura) sin ver el final. Después de 5 km, el final fue, ¡más dunas!
Nefaa me había explicado; tendremos arena, luego un río y luego la montaña, pero 8 km después de la zona donde nos paramos para descansar aún había más dunas. Pensé que íbamos directo a la punta de la montaña pero lo hicimos perpendicularmente; deberíamos haber hecho algunos kilómetros de más, pero es él quien conoce el terreno.
Era curiosa la planta típica de las dunas con la que construyen aquí los tejados, parecida a la paja. Las raíces salen de la arena y se juntan en el aire. ¿De dónde vienen estas raíces, son extensiones de las raíces de plantas que ya han crecido? En cualquier caso, se podría decir que creaban instalaciones artísticas.
Créditos vídeos, fotos, textos y dibujo: Carlos Pérez Marín
Cámaras: iPhone XS Max y Leica M6 (Ilford FPE Plus 125)