Este texto no pretende ser un ensayo sociológico ni mucho menos político, se trata simplemente de compartir una experiencia vivida en un país europeo y que muestra cómo actúan hoy en día los extremos en nuestras sociedades, con estrategias a largo plazo, organizadas en acciones aparentemente inconexas pero que suponen una verdadera amenaza si no somos conscientes de sus fines últimos y si no actuamos en consecuencia.
01. documenta fifteen
Durante 2022 tuve la suerte de participar con el colectivo Le 18 Marrakech en un evento considerado como el más importante dentro del mundo del arte contemporáneo y que se celebra cada 5 años en la ciudad alemana de Kassel, documenta, financiado mayoritariamente por el Estado de Hessel y el Ayuntamiento y en menor medida por el Gobierno Central, con un presupuesto de 42 millones de euros. La décimo quinta edición, documenta fifteen, supuso una ruptura en muchos aspectos; era la primera vez que la dirección artística recaía en un colectivo, ruangrupa y no en un comisario de arte; en lugar de artistas a título individual los indonesios decidieron invitar a colectivos de todo el mundo, dándoles además la libertad de invitar a quiénes ellos quisieran, generalmente otros colectivos que formaban parte de sus “ecosistemas”; no se trataba de colectivos “puramente” artísticos, esto es, que comparten una manera de entender y de hacer el arte, sino de colectivos pluridisciplinares cuyo objetivo es cambiar y hacer evolucionar sus respectivas sociedades mediante iniciativas culturales. El evento se desarrolló durante 100 días (de junio a septiembre de 2022) y el número de visitantes fue de 738.000, llegados desde 84 países, con una cobertura mediática internacional. La importancia del evento y su visibilidad también supone un riesgo puesto que algunas personas y asociaciones aprovechan la atención mundial para llevar a cabo campañas y protestas.
El 22 de febrero de 2019 se anunció la selección del colectivo indonesio ruangrupa como directores artísticos y desde ese mismo momento se pusieron en marcha diversas estrategias por parte de varios grupos extremistas con uno sólo objetivo, imponer pensamientos únicos y cancelar un evento cultural que no responde a determinadas visiones que ellos tienen de sus mundos. Incido en el plural porque no se trataba sólo de un grupo sino de varios, además con ideologías completamente opuestas, en teoría.
La nominación de un colectivo perteneciente a un país musulmán fue considerada desde el inicio como una provocación, aún mayor cuando en octubre de 2021 se anunciaron los artistas y colectivos invitados, un total de 72, de los cuales 17 eran de países musulmanes (cinco de ellos palestinos). Fue en ese momento cuando empezaron a aparecer acusaciones de antisemitismo en un blog local y que poco a poco empezó a tener repercusión, primero en la prensa local, después en la nacional. En paralelo, la presencia de artistas musulmanes provocó una serie de acciones por parte de la extrema derecha semanas antes de la inauguración, llegando incluso a asaltar los espacios cedidos a estos colectivos, dejando pintadas con amenazas de muerte. En mis conversaciones con algunos de los miembros de ruangrupa y con artistas palestinos todos compartían sus inquietudes ante la escalada que estaban sufriendo y la desidia por parte de los responsables políticos que preferían no dar publicidad a dichos actos, impidiendo incluso una serie de debates organizado por los directores artísticos para tratar precisamente el racismo (no sólo el antisemitismo) y el papel que puede tener la cultura para evitarlos. Los políticos no lo encontraron pertinente y anularon el programa.
Todo empeoró justo después de la inauguración, la instalación de un lienzo de 8x12 m, People’s Justice, del colectivo indonesio Taring Padi desató la tormenta que algunos estaban preparando al denunciar imágenes antisemitas. Dos detalles de ese lienzo se reprodujeron en toda la prensa alemana y obligó casi de inmediato al propio colectivo autor y a los directores artísticos a tapar la obra tras las presiones, primero mediáticas y después políticas. A los pocos días la obra se descolgó. Mientras los extremistas pedían la cancelación del evento, los políticos se culpaban unos a otros y exigían responsabilidades, llegaron incluso a convocar una sesión en el parlamento para discutir lo ocurrido en la que tuvo que comparecer un representante de ruangrupa. Los participantes no dábamos crédito porque el relato general giraba en torno al antisemitismo, omitiendo actos vandálicos, amenazas y persecuciones que colectivos musulmanes y LGBTQI+ sufrieron antes de la inauguración y tras la misma. Lo que se suponía que debía ser una fiesta de la cultura se convirtió en una pesadilla, en la que además los políticos aprovecharon la oportunidad y la visibilidad mediática para ajustar cuenta entre ellos (con el trasfondo de controlar el presupuesto del evento). Las responsabilidades exigidas públicamente se tradujeron en la dimisión de la directora general de documenta y en el encargo a un “comité científico” para analizar si había más contenido antisemita en alguna de las 32 exposiciones repartidas por toda la ciudad. Durante todo este proceso los participantes nos negamos a aceptar las acusaciones y a someternos al escrutinio de dicho comité porque considerábamos que toda la polémica estaba viciada desde un principio al querer analizar solo el antisemitismo y dejar de lado otras formas de racismo que se habían manifestado contra los participantes. Pulsando en estas imágenes se describe con mayor detalle todo lo acontecido y el reflejo que tuvo en la prensa y en los diferentes manifiestos que realizamos.
El 10 de septiembre el “comité científico” publicó un resumen de su informe en el que indicaba que había varias obras que tenían carácter antisemítico y que en otras el ambiente era claramente antisionista ya que se criticaban a Israel. El informe dejó patente uno de los principales problemas que tiene Alemania, que cualquier crítica al gobierno de Israel se considera como antisemita, según la definición del IHRA. Sin embargo, cada vez son mayores las peticiones para que la ONU aclare esa definición y así evitar que se utilice como escudo protector ante cualquier crítica hacia las políticas del gobierno de Israel.
En Alemania el antisemitismo conlleva penas y el veto a recibir cualquier tipo de contrato o subvención por parte de las instituciones públicas, por ello, Israel, a través de sus grupos de presión, utiliza esta indefinición para acallar cualquier crítica hacia sus políticas. Es decir, se trata de un arma arrojadiza en la esfera pública y política en Alemania.
Tras la publicación del informe mantuvimos varias reuniones por parte de los participantes para coordinar una respuesta colectiva y que culminó en este manifiesto, We are angry, we are sad, we are tires, we are united.Por primera vez ruangrupa pensó en dimitir al no poder soportar la presión, algunos colectivos propusieron abandonar la muestra, otros protestar. En un par de ocasiones expresé mi opinión pues desde el inicio el objetivo de estas estrategias era la cancelación del evento, por ello, si nos íbamos ellos ganaban, así que lo mejor era aguantar los 15 días que restaban y mostrar unidad. Por otro lado, el problema de racismo no era una cuestión exclusivamente alemana, sino europea, propuse que en nuestro manifiesto se hiciera mención al auge de los extremismos en toda Europa, para concienciar a la Unión Europea de los peligros que nos acechan.
documenta fifteen llegó a su fin el 25 de septiembre de 2022, en un ambiente acusatorio generalizado de antisemitismo sobre los participantes y con un duro debate en las redes sociales y en la prensa alemana e internacional que eclipsó una propuesta rompedora desde el punto de vista de la relación entre arte contemporáneo y sociedad.
Tras el evento las presiones continuaron. Dos de los nueve miembros de ruangrupa continuaron viviendo en Alemania para poder responder a las invitaciones de varias universidades para enseñar en ellas, sin embargo sufrieron persecuciones y protestas en los inicios de los cursos académicos bajo acusaciones de antisemitismo, lo que derivó en la cancelación de algunos de los contratos.
El 17 de abril de 2023, la fiscalía alemana, tras abrir diligencias de oficio ante las acusaciones de antisemitismo, determinó que no encontró obras que pudieran ser calificadas como tal, pero el daño ya estaba hecho.
Todo lo acontecido se podría resumir de la siguiente manera: grupos extremistas atemorizan a los colectivos artísticos, realizan acusaciones de antisemitismo, éstas aparecen en la prensa local, nacional e internacional, los políticos alemanes asumen la existencia de tales acusaciones y para darles veracidad encargan un “informe científico”, el resultado de dicho informe se toma públicamente como la constatación de un delito y cuyas penas son impuestas por asociaciones y políticos que se sienten respaldados en sus acciones por dicho informe, pero sin ningún respaldo jurídico, de ahí la necesidad de ser aún más críticos y no aceptar cualquier resultado aunque venga de supuestos expertos, una práctica que los políticos utilizan cada vez más para justificar sus decisiones tal y como denuncian algunos investigadores (Marion Detjer en Zeit) 7 meses después de la clausura de documenta fifteen, la justicia alemana encuentra sin fundamentos las acusaciones vertidas sobre los directores artísticos y los participantes. Sin embargo los comisarios de la exposición siguen sufriendo una persecución mediática que en algunos casos les impide ser invitados por universidades alemanas temerosas de un posible escándalo auspiciado por grupos extremistas.
02. extremos en los extremos del Mediterráneo
En nuestras sociedades estamos acostumbrados a una distribución ideológica y política de carácter lineal, con dos grandes polos, las tradicionales izquierdas y derechas, entre ambas se sitúa el centro y en los polos opuestos los extremismos. Además, todo tiene que estar claramente definido, a todos nos exigen un posicionamiento, debes pertenecer a uno de esos grupos, de lo contrario la sociedad te asignará uno en función de tus opiniones, de a quién sigues o de quiénes te siguen en las redes sociales. Resulta casi imposible tener opiniones que se correspondan con dos posiciones no contiguas en dicha distribución lineal de ideologías. En realidad todo tiende a una simplificación, tanto de las ideas como de los mensajes para que éstos calen en la ciudadanía, lo cual termina empobreciendo la esfera pública y por tanto nuestras sociedades. El problema reside en cómo se aplica y qué consecuencias tiene esta simplificación en una sociedad como la ceutí, con rasgos distintivos respecto a otras ciudades españolas.
No hay que olvidar que somos el resultado de una larga historia condicionada por influencias y acciones que nos llegaban desde diversos mares y continentes, con toda la complejidad que ello implica pero también con todos los beneficios que aporta. Quizás, uno de los rasgos más distintivos es que somos una sociedad viva, en continua evolución, en el que los rasgos históricos, y porqué no identitarios, no se manifiestan exclusivamente en nuestro patrimonio histórico sino también en las personas. Ilya Topper escribió en El Confidencial un artículo revelador a raíz de la entrada masiva de marroquíes a nuestra ciudad el 17 de mayo de 2021. Para este periodista Ceuta y Melilla son testigos de lo que un día fue el Mediterráneo, la cuna de diversas civilizaciones que utilizaron este mar como espacio de intercambio en lugar de frontera y que ha dado lugar, en buena medida, a lo que hoy llamamos humanidad.
Parece inevitable que nuestra riqueza y la dificultad para calificarnos en unos determinados patrones de lo que debiera ser una ciudad española, provoque malestar en un sector de nuestra población, sería suficiente con visitar otras ciudades del Mediterráneo que algún día fueron fronteras para darnos cuenta de que Ceuta no es un caso aislado, y si nos centramos en nuestro entorno más inmediato, el territorio conocido como estrecho de Gibraltar, las similitudes son aún mayores. Basta con comprobar cómo el temor inicial tras la reapertura de la “verja” del aumento de matrimonios mixtos entre gibraltareños y españoles y la posibilidad de que las nuevas generaciones nacidas de esos matrimonios mixtos pudieran desembocar en un deseo de incorporación al Reino de España, se diluyó rápidamente, entre otras cosas porque no se sembró duda alguna sobre las verdaderas intenciones de esos inmigrantes españoles. Una buena parte de los gibraltareños son conscientes de su singularidad y se sienten orgullosos de ser el resultado de una historia convulsa y rica a la vez. Ellos también sufren colas en las fronteras, también tienen una población fluctuante de transfronterizos que trabajan en el sector servicios, salvo que no son marroquíes sino españoles. La población de raíces exclusivas británicas es reducida pero ello no impide que el resto, de múltiples procedencias tanto del pasado como del presente, tengan el sentimiento de pertenencia a una tierra y a una cultura, la del Reino Unido, lo que no es incongruente con el deseo de que la frontera desaparezca como espacio físico, dejando los controles fronterizos británicos y europeos tanto en el puerto como en el aeropuerto.
Si nos vamos a otras latitudes del Mediterráneo, veremos cómo el uso de una lengua asociada al islam, el árabe, no conlleva una nacionalidad específica ni tan siquiera una religión. Así, en el Líbano, los cristianos suponen un 40% de la población y tienen como idioma oficial el árabe. Nuevamente estaría bien conocer la historia reciente de ese país para no caer en sus propios errores causando una terrible guerra civil.
Sería fundamental estudiar y analizar esas ciudades que fueron frontera o que mantienen poblaciones de civilizaciones diversas (si es que realmente se pueden calificar así en nuestro caso) para no dejar un terreno expedito a los extremistas en los que puedan propagar sus ideales.
Lo vivido en Kassel durante documenta fifteen, es de una gran gravedad pues ha mostrado lo organizado que están estos grupos, las relaciones que mantienen a nivel internacional y sobretodo la inteligencia a la hora de planificar una estrategia a medio y largo plazo, cuyo objetivo es imponer una ideología y alcanzar el poder para controlarla y perpetuarla, situaciones que no nos son extrañas pues ya las hemos vivido tanto en España como en muchos otros lugares, y sabemos las consecuencias que tiene y los conflictos que acarrea. Lo acontecido durante documenta también muestra cómo a veces los extremos se separan tanto que al final pueden terminar encontrándose, como si la clasificación ideológica de una sociedad no fuera lineal sino más bien elíptica. En Kassel, los nazis y los extremistas judíos compartían objetivo, formaban un mismo frente ante la presencia de musulmanes y parecía como si gozaran de inmunidad para provocar altercados y realizar falsas acusaciones, con la complacencia de las autoridades, algunas partícipes del plan y otras temerosas de ser acusadas también de antisemitismo. Nacionalistas de extrema derecha, verdugos, y hebreos, víctimas, durante la Segunda Guerra Mundial, trabajando juntos. Hace años que la extrema derecha en Alemania supone un peligro real, de hecho, el 6 de diciembre de 2023 fueron detenidos 25 miembros de una célula distribuidos por 11 Estados federados diferentes que planeaban un golpe de Estado. Un nuevo desastre está más cerca de lo que parece.
En nuestra ciudad hemos visto cómo la extrema derecha ha hecho de Ceuta su terreno de juego pero no solo a nivel local o nacional, también a nivel internacional, invitando a otros extremistas de Europa a servirse de nosotros y de nuestros problemas fronterizos, no les importa Ceuta, les interesa servirse de nosotros para sus planes a nivel europeo. Sus representantes en Ceuta utilizan cada pleno municipal para acusar y provocar, y gracias a la reacción airada de los aludidos tener visibilidad en los medios de comunicaciones nacionales. Todo responde a una estrategia en la que hasta ahora el resto de partidos políticos no han sabido muy bien cómo hacerles frente (el Partido Popular incluso gobernó un tiempo con ellos). Al menos un sector de la prensa local ha adoptado una posición frontal, al ser los primeros en sufrir el sectarismo impuesto por estos representantes públicos al vetarlos en sus ruedas de prensa.
Ante estas situaciones y viendo lo que ocurre en otros países, he de reconocer que tengo miedo, más que por los extremistas, por nuestra sociedad, incapaz de ver cuáles son las verdaderas intenciones de éstos grupos. No sería muy descabellado pensar que en Ceuta, cualquiera que tenga una relación con Marruecos (familiar, amical o profesional) sea acusado de promarroquí (ya lo están haciendo) y que si algún día llegan al gobierno, puedan determinar sanciones o represalias, primero haciendo uso de grupos extremistas callejero que se encargarían de generar miedo (como en Kassel), después modificando nuestras normas y leyes, todo ello bien argumentado para que sus seguidores los vean como los salvadores de una patria, la suya propia y que excluye a quienes no piensen como ellos.
En cualquier caso, la extrema derecha no es el único peligro que acecha nuestra sociedad, dada su composición no sería de extrañar que los extremismos religiosos surgieran con fuerza en un futuro como respuesta a comportamientos extremos, no solo el islamismo, también los extremistas judíos y cristianos se desarrollan e imponen sus visiones en otras partes del mundo, incluidos Europa.
Como sociedad debiéramos analizar todo lo que acontece a nuestro alrededor y establecer una estrategia consensuada para que Ceuta siga siendo Ceuta y no un terreno de cultivo para el odio, sea el que sea y venga de dónde venga, lo que seguramente comporte medidas que no gusten a todos, como por ejemplo tomarse en serio el laicismo y la necesidad de lograr la igualdad entre los diferentes grupos sociales de nuestra ciudad de una manera decidida.
Ceuta, 9 de mayo de 2023